domingo, 31 de agosto de 2008

La diferencia


Contesta este examen rápido:


Lista 1

1.- Nombra las 5 personas más adineradas del mundo...

2.- Nombra las 5 últimas ganadoras del concurso Miss Mundo...

3.- Nombra 10 personas ganadoras del premio Nobel o el Pulitzer...

4.- Nombra los 6 últimos ganadores del Premio Oscar de la Academia...

5.- Nombra los últimos 5 ganadores del Mundial de Futbol...

Cómo te fue? Mal?

Esa gente es la mejor en su ramo, pero ninguno de nosotros recuerda los encabezados de ayer.

El punto es:

Los aplausos se van,

los trofeos se decoloran,

los ganadores se olvidan!

Ahora contesta este otro, veamos como te va ahora:

Lista 2

1.- Lista algunos maestros o profesores que te hayan ayudado en tu vida.

2.- Nombra tres amigos que te hayan ayudado en tiempos difíciles.

3.- Nombra cinco personas que te hayan dicho algo valioso.

4.-Piensa en algunas personas que te hayan hecho sentir una persona especial.

5.- Piensa en cinco personas con las que disfrutes pasar tu tiempo.

6.- Nombra media docena de héroes cuyas vidas te hayan inspirado.

Como te fue? Mejor?

Las personas que hacen la DIFERENCIA en tu vida NO son aquellos con la mejores credenciales, el mayor dinero o los mayores premios...

La DIFERENCIA la hacen aquellas personas que se preocupan por ti, que te cuidan.

Toma un momento para reflexionar...

En qué lista estás? No sabes en cuál?

Déjame darte una ayudita... no estás entre los famosos pero si entre los que me acordé para mandarles éste mensaje...

Comentario Personal: Yo estoy definitivamente en la lista numero 2, porque se bien conozco algunos Nobel sinceramente se me hizo mucho mas facil contestar a los items de la lista 2, hay muchas personas que marcan la diferencia en mi vida y me alegra eso!Meli

viernes, 29 de agosto de 2008

La rosa y el sapo


Había una vez una rosa roja muy hermosa y bella. Que maravilla al saber que era la rosa mas bella del jardín. Sin embargo, se daba cuenta de que la gente la veía de lejos.

Un día se dio cuenta de que al lado de ella siempre había un sapo grande y oscuro y que era por eso que nadie se acercaba a verla de cerca. Indignada ante lo descubierto le ordeno al sapo que se fuera de inmediato; el sapo muy obediente dijo: Esta bien, si así lo quieres. Poco tiempo después el sapo paso por donde estaba la rosa y se sorprendió al ver la rosa totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos. Le dijo entonces: Vaya que te ves muy mal. ¿Que te paso? La rosa contesto Es que desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día, y nunca pude volver a ser igual. El sapo solo contesto, Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la mas bella del jardín.

Moraleja:

Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos mas que ellos, mas bellos o simplemente que no nos "sirven" para nada.. Dios no hace a nadie para que este sobrando en este mundo, todos tenemos algo especial que hacer, algo que aprender de los demás o algo que enseñar, y nadie debe despreciar a nadie. No vaya a ser que esa persona nos haga un bien del cual ni siquiera estemos conscientes.

Comentario Personal: Estoy totalmente de acuerdo con la moraleja del texto que les dejo hoy. Todos tenemos un don especial y tenemos que saber aprovecharlo, sin juzgar a nadie, y sin dejarnos juzgar, cada persona es única e irrepetible. Debemos aprender a respetarnos entre nosotros. Meli

miércoles, 27 de agosto de 2008

La tienda del cielo


Hace mucho tiempo caminaba por el sendero de la vida y encontré un letrero que decía "La Tienda del Cielo", me acerqué y la puerta se abrió lentamente, cuándo me di cuenta, ya estaba adentro.

Vi muchos seres queridos parados en todas partes. Uno de ellos me entregó una canasta y me dijo... Ten, compra con cuidado, todo lo que necesitas está en esta tienda.

Primero compre Paciencia y Tolerancia. El Amor estaba en la misma fila y tomé de él, más abajo había Comprensión que se necesita por donde uno vaya.

Compre dos cajas de Sabiduría y dos bolsas de Fe. Me encantó el empaque del Perdón. Me detuve a comprar Fuerza y Coraje para ayudarme en esta carrera que es la vida, ya tenía casi lista la canasta cuando recordé que necesitaba Gracias y Sonrisas, y que no podía olvidar la Salvación que la ofrecían gratis. Entonces tome bastante para ayudarme y ayudar a otros.

Caminé hasta el cajero para pagar la cuenta pues creí que tenía todo lo que necesitaba, pero cuando iba a llegar vi la Oración y la puse en mi canasta.

La Paz y la Felicidad estaban en los estantes pequeños al lado de la caja y aproveché para tomarlas. La Alegría colgaba del techo y arranqué una para mi. Llegué al cajero y le pregunte ¿Cuánto le debo?

EL sonrío y me contestó, lleva tu canasta donde vayas.

Si, pero ¿Cuánto le debo?

El otra vez sonrió y dijo:
"No te preocupes, tu deuda está paga desde hace mucho tiempo".

Insistí nuevamente para pagar. Y él me dijo:
"Ocúpate de lo que llevas, agradécelo y compártelo". "Cambia tu manera de pensar para que cambies tu manera de vivir".

Comentario Personal: Mi comentario de hoy es sencillo, yo compraría todo eso para poder compartirlo con mi prójimo. Meli

viernes, 22 de agosto de 2008


Caminaba un día por la calle, cuando observé
como unas nubes oscuras se juntaban en el cielo,
y vi luego como la lluvia empezó a caer,
rápidamente busqué refugio, al mismo tiempo que
la suave lluvia se convertía poco a poco en tormenta.

Encontré refugio bajo una cornisa, a la entrada
de una casa, en el momento en que la tormenta
caía con más fuerza y estruendo.

Vi entonces una pequeña rosa roja, golpeada y
encorvada por las grandes gotas de agua que
constantemente le azotaban; y a pesar de esto
no se rompía, sino que soportaba con increíble
resistencia el gran embate de la lluvia y cada
uno de sus golpes; manifestado en grandes
y pesadas gotas de agua.

Me sorprendí al ver como a pesar del viento
y lluvia, la pequeña rosa roja soportaba el
gran castigo, sin ceder ni un ápice. En muchos
momentos, pensé verla caer, derrotada por la
furia del agua, mas sin embargo, volvía a
enderezar su ya doblado tallo por la lluvia.

Al pasar la lluvia, y ver como el sol salía
de entre las oscuras nubes, noté con asombro
como la pequeña y frágil rosa roja, estaba aún
en su lugar, con su tallo erguido hacia el
cielo, mostrando con orgullo sus bellos pétalos
rojos, en señal de su victoria ante las fuerzas
de la misma naturaleza, a la cuál pertenece.

Esto me hizo reflexionar acerca de mi vida;
pues al recordar como la indefensa rosa luchaba
por seguir en pié ante la tempestad, y después
de observar cuán dura había sido su lucha, me
recordó las dificultades que había tenido en
mi vida, y de como muchas veces, había sentido
que ya no podía más, pero al ver la rosa roja,
en pié y victoriosa, recordé aquel pasaje de la
Biblia, donde Jesús nos dice que nosotros
valemos más que las flores del campo y los
pajarillos del cielo, y pensé: "Si Jesús dio
fuerza a esa pequeña rosa roja para pasar la
tempestad; por qué he yo de temer a las
adversidades?, pues si Jesús dejó que esa
rosa que no ama, no camina y no tiene razón
soportara la tormenta, cuánto más cuidará de
mí, hijo de Dios y heredero de la vida eterna?".

Desde entonces no dejo que nada me asuste,
atemorice o desanime, y cada vez que siento
desfallecer; recuerdo aquella pequeña rosa
roja, la cuál me mostró cuánto valgo y lo duro
que he de pelear en este mundo, pero también
recuerdo el amor que me tiene aquel que dio
fuerza a la rosa, para que pudiera resistir...
Gracias Jesús! por ayudarme a resistir.

Comentario Personal: Lo que voy a comentar es simple, trato de ser como la rosa, a todo esto es mi flor preferida. Gracias a los que comentan. Meli

miércoles, 20 de agosto de 2008

Las huellas doradas


Martín había vivido gran parte de su vida con intensidad y gozo. De alguna manera su intuición lo había guiado cuando su inteligencia fallaba en mostrarle el mejor camino. Casi todo el tiempo se sentía en paz y feliz; ensombrecía su ánimo, algunas veces, esa sensación de estar demasiado en función de sí mismo. Él había aprendido a hacerse cargo de sí y se amaba suficientemente como para intentar procurarse las mejores cosas. Sabía que hacía todo lo posible para cuidarse de no dañar a los demás, especialmente a aquellos de sus afectos. Quizás por eso le dolían tanto los señalamientos injustos, la envidia de los otros o las acusaciones de egoísta que recogía demasiado frecuentemente de boca de extraños y conocidos.

¿Alcanzaba para darle significado a su vida la búsqueda de su propio placer? ¿Soportaba él mismo definirse como un hedonista centrando su existencia en su satisfacción individual? ¿Cómo armonizar estos sentimientos de goce personal con sus concepciones éticas, con sus creencias religiosas, con todo lo que había aprendido de sus mayores? ¿Qué sentido tenía una vida que sólo se significaba a sí misma? Ese día, más que otros, esos pensamientos lo abrumaron.

Quizás debía irse. Partir. Dejar lo que tenía en manos de los otros. Repartir lo cosechado y dejarlo de legado para, aunque sea en ausencia, ser en los demás un buen recuerdo. En otro país, en otro pueblo, en otro lugar, con otra gente podría empezar de nuevo. Una vida diferente, una vida de servicio a los demás, una vida solidaria. Debía tomarse el tiempo de reflexionar sobre su presente y sobre su futuro.

Martín puso unas pocas cosas en su mochila y partió en dirección al monte. Le habían contado del silencio de la cima y de cómo la vista del valle fértil ayudaba a poner en orden los pensamientos de quien hasta allí llegaba.

En el punto más alto del monte giró para mirar su ciudad quizás por última vez. Atardecía y el poblado se veía hermoso desde allí.

-Por un peso te alquilo el catalejo.

Era la voz de un viejo que apareció desde la nada con un pequeño telescopio plegable entre sus manos y que ahora le ofrecía con una mano mientras con la otra, tendida hacia arriba, reclamaba su moneda. Martín encontró en su bolsillo la moneda buscada y se la dio al viejo, que desplegó el catalejo y se lo alcanzó. Después de un rato de mirar consiguió ubicar su barrio, la plaza y hasta la escuela frente a ella. Algo le llamó la atención. Un punto dorado brillaba intensamente en el patio del antiguo edificio. Martín separó sus ojos del lente, parpadeó algunas veces y volvió a mirar. El punto dorado seguía allí.

-Qué raro, exclamó Martín sin darse cuenta de que hablaba en voz alta.

-¿Qué es lo raro? preguntó el viejo.

-El punto brillante, dijo Martín ahí en el patio de la escuela siguió, alcanzándole al viejo el telescopio para que viera lo que él veía.

-Son huellas dijo el anciano.

-¿Qué huellas? preguntó Martín.

-¿Te acuerdas de aquel día...? Debías tener siete años; tu amigo de la infancia, Javier, lloraba desconsolado en ese patio de la escuela. Su madre le había dado unas monedas para comprar un lápiz para el primer día de clases. Él había perdido el dinero y lloraba a mares, contestó el viejo. Y después de una pausa siguió:
¿Te acuerdas de lo que hiciste? Tenías un lápiz nuevecito que estrenarías ese día. Te arrimaste al portón de entrada y cortaste el lápiz en dos partes iguales, sacaste punta a la mitad cortada y le diste el nuevo lápiz a Javier.

-No me acordaba, dijo Martín. Pero eso ¿qué tiene que ver con el punto brillante?

-Javier nunca olvidó ese gesto y ese recuerdo se volvió importante en su vida.

-¿Y?

- Hay acciones en la vida de uno que dejan huellas en la vida de otros, explicó el viejo, las acciones que contribuyen al desarrollo de los demás quedan marcadas como huellas doradas.

-Volvió a mirar por el telescopio y vio otro punto brillante en la vereda a la salida del colegio.

-Ese es el día que saliste a defender a Pancho, ¿te acuerdas? Volviste a casa con un ojo morado y un bolsillo del guardapolvo arrancado.

Martín miraba la ciudad.

-Ese que está ahí en el centro, siguió el viejo, es el trabajo que le conseguiste a Don Pedro cuando lo despidieron de la fábrica...y el otro, el de la derecha, es la huella de aquella vez que juntaste el dinero que hacía falta para la operación del hijo de Ramírez... las huellas esas que salen a la izquierda son de cuando volviste del viaje porque la madre de tu amigo Juan había muerto y quisiste estar con él.

Apartó la vista del telescopio y sin necesidad de él empezó a ver cómo miles de puntos dorados aparecían desparramados por toda la ciudad. Al terminar de ocultarse el sol, todo el pueblo parecía iluminado por sus huellas doradas.

Comentario Personal: Con el tiempo, con los años, muchas veces nos volvemos individualistas y olvidamos lo que en esencia somos: Seres humanos y la palabra humano es justamente eso dejar huellas en los otros y ni siquiera darnos cuenta del bien que hacemos, porque dar es dar sin esperar nada a cambio. Y esas son las huellas que me gustaria dejar en las personas que conozco. Gracias a todos los que comentan. Meli

miércoles, 13 de agosto de 2008

Los niños aprenden lo que viven


Si los niños viven con la crítica, aprenden a condenar.

Si los niños viven con hostilidad, aprenden a pelear.

Si los niños viven con miedo, aprenden a ser aprensivos.

Si los niños viven con lástima, aprenden a compadecerse a sí mismos.

Si los niños viven con ridiculez, aprender a ser tímidos.

Si los niños viven con celos, aprenden qué es la envidia.

Si los niños viven con vergüenza, aprenden a sentirse culpables.

Pero, si los niños viven con tolerancia, aprenden a ser pacientes.

Si los niños viven con estímulos, aprenden a ser confiados.

Si los niños viven con elogios, aprenden a apreciar.

Si los niños viven con aprobación, aprenden a quererse a sí mismos.

Si los niños viven con aceptación, aprenden a encontrar amor en el mundo.

Si los niños viven con reconocimiento, aprenden a tener un objetivo.

Si los niños viven compartiendo, aprenden a ser generosos.

Si los niños viven con honestidad y equidad, aprenden qué es la verdad y la justicia.

Si los niños viven con seguridad, aprenden a tener fe en sí mismos y en quienes los rodean.

Si los niños viven en la amistad, aprenden que el mundo es un bello lugar para vivir.

Si los niños viven con serenidad, aprenden a tener paz espiritual.

Comentario Personal: Hoy dejo este texto porque con certeza creo que los niños aprenden lo que viven. Desde muy chiquita, me enseñaron a tener valores, a ser buena persona y por lo tanto aprendí lo que viví y me gusta ser así. Espero que todos los niños puedan crecer de buena manera, entre valores y amor. Gracias por los comentarios Meli

martes, 5 de agosto de 2008

Instantes Perdidos


Los instantes perdidos son irrecuperables…

La vida puede ser vivida, o transformarse en un simulacro. Puede ser serena, puede ser competitiva. Puede ser alegre, puede ser triste, pero siempre es irrecuperable.

Rabindranath Tagore, poeta indio, decía:

“Si de noche lloras porque se ha ido el sol, tampoco podrás ver las estrellas”.

El ser humano, eternamente insatisfecho, padece cuando no tiene nada y también padece cuando tiene demasiado.
No quiere conservar sus bienes para disfrutarlos, sino mantenerlos para acrecentarlos.
Si alguien es demasiado amado, se siente atosigado.
Si nadie lo ama, se siente desgraciado.
Cuando está con una persona añora otra presencia.
Cuando está en alguna parte, quisiera estar en otra.

Tantas veces el valor lo obtiene de lo que se ha perdido.
Tantas veces lo largamente anhelado aburre y desespera.
¿Hasta cuándo?

¿Hasta cuándo dejaremos escapar lo que tenemos, buscando lo que tampoco disfrutaremos?
¿Y hasta cuándo seguiremos pensando que es tarde, que ya no hay oportunidad?

Vivamos el momento, disfrutemos lo que tenemos y nunca, pero nunca,
olvidemos que el único tiempo que podemos perder es el que todavía no ha llegado.

El resto es pasado,
¡No sigamos perdiendo el tiempo!

Comentario Personal: Yo creo que el presente es lo unico que tenemos seguro, este instante, no hay otro, no hay que vivir aferrado a el pasado y tampoco esperar un futuro incierto, simplemente vivir el presente, cada instante, cada momento en el que nos sentimos vivos y respiramos es irrecuperable.
Meli